En el transcurso de la historia en este mundo, nos hemos ido
organizando socialmente, cada quien tomando sus roles de acuerdo a capacidades,
fortalezas, y destrezas de cada uno. Pero naturalmente siempre surge un famoso líder,
aquella persona que sin imponerse mueve a masas y logra que todo marche de
acuerdo a su plan.
A cada uno de nosotros nos ha tocado conocer a un “líder”, o
en algún caso hemos tomado ese papel de liderazgo para lograr un objetivo. Solo
recordemos nuestra niñez, todos conocíamos a esa persona que era nuestro
ejemplo a seguir inconsciente o conscientemente, pero le admirábamos, nos hacia
soñar y en algunos casos deseábamos ser como el o ella cuando fuéremos grandes.
En el ámbito escolar podríamos decir que el líder es el
director, pero ¿en realidad se puede juntar el profesionalismo con tener
liderazgo? Varios podríamos contestar a esa pregunta que es obvio que un
director posea esta característica pero en realidad el trabajo como director de
una escuela es una obligación, una imposición al que debes seguir, puesto que
esta estipulado en un reglamento interno. Todos debemos acatar las ordenes.
Un director no solo da ordenes y los demás obedecen, esta profesión
es exquisita, la mayoría la desea pero no cualquiera la puede obtener… el
perfil es muy riguroso y rico en características por cumplir: El director tiene
la responsabilidad de mejorar y mantener, no confiarse de sus planes pasados, si no estar investigando nuevas
estrategias, aplicarlas y sostenerlas para no perder el control de la escuela.
Debe ser capaz de motivar al docente que su trabajo es el
mejor. Para obtener una educación de calidad el docente debe cumplir con su
trabajo y estar siempre motivado a pesar de las situaciones por las que la vida
le este presentando, si no fuera así, ¿que generaciones estamos formando? Así
mismo, el docente anima a sus alumnos y ellos a los padres de familia, es una
cadena llena de información valiosa, todo es gracias a la buena dirección.
El trabajo de un director no solo es estar sentado en un escritorio con pilas de papeles por firmar, lejos de la enseñanza y la preocupación por la formación. Esa metáfora es equivocada. La pasión de trabajar por la educación es incomparable, es bella, maravillosa. El llevar el control de una escuela es como ser la madre que lleva el control de una casa.
El trabajo de un director no solo es estar sentado en un escritorio con pilas de papeles por firmar, lejos de la enseñanza y la preocupación por la formación. Esa metáfora es equivocada. La pasión de trabajar por la educación es incomparable, es bella, maravillosa. El llevar el control de una escuela es como ser la madre que lleva el control de una casa.
Nuestro trabajo es para cada uno de ustedes, por lo tanto la
instrucción debe ser llevada a los hogares. Pero para que todo esto ocurra debe
haber un plan, una organización, un director y un control.